Un año después...

Soñé contigo una y otra vez.
Ahora, por fin, no necesito soñarte.



Dulce veneno

Estás a la misma distancia de salvarme que de matarme.

La noche eterna

Fue aquella noche y ninguna otra, la que llevo a cuestas y cada 27 celebro el aniversario, a escondidas, en secreto. Fue aquella noche y ninguna otra en la que pienso cada noche, clavada en las costillas como navajazos, y ya son 59. 

No quedaban más noches que aquella noche, estaban todas allí juntas expentantes por el deseado encuentro. Todas las horas murieron condenadas por cada suspiro, por cada espera que al final mereció la pena. El encuentro de dos mundos detenidos e ingravidos.

No hubo noche igual... estaban todas allí, casi un año esperando a que esa llegara, en aquella habitación en la que nunca amaneció, aquella noche eterna en la que todas las otra noches se rindieron por la imposiblidad de competir contra la eternidad que me brindó tu piel y cada beso.

Paralizada


 Hace tiempo que el tiempo no me lleva, ni para atrás ni para adelante, sencillamente no me lleva. 

Declaración (de intenciones)

Quédate porque yo voy a quedarme.

A pecho descubierto

Nunca te hablo de eso, me siento segura en nosotros pero insegura en mí. 

Me matan las ganas de hablarte, pero los dardos helados me cruzan la cara cada vez que lo intento. Me matan las ganas de verte, dejar esos dos metros para convertirlos en dos milímetros pero mi miedo a que lo notes todo aparece. Me matan las ganas de decirte la verdad, pero mi miedo a no ser suficiente aparece. Mi miedo a caerme del limbo donde me tienes flotando, en ese espacio infinito, lleno y vacío a la vez dentro de tus ojos.

Necesito hablar contigo, y no hacerlo nunca de lo prohibido porque ya no exista.