La noche eterna

Fue aquella noche y ninguna otra, la que llevo a cuestas y cada 27 celebro el aniversario, a escondidas, en secreto. Fue aquella noche y ninguna otra en la que pienso cada noche, clavada en las costillas como navajazos, y ya son 59. 

No quedaban más noches que aquella noche, estaban todas allí juntas expentantes por el deseado encuentro. Todas las horas murieron condenadas por cada suspiro, por cada espera que al final mereció la pena. El encuentro de dos mundos detenidos e ingravidos.

No hubo noche igual... estaban todas allí, casi un año esperando a que esa llegara, en aquella habitación en la que nunca amaneció, aquella noche eterna en la que todas las otra noches se rindieron por la imposiblidad de competir contra la eternidad que me brindó tu piel y cada beso.