Tristeza no comercial

Está triste, pero al menos esa tristeza es suya, la ha fabricado ella con sus propias manos. 

Manipuladora

La dama guardó en el cajón de siempre la máscara, en aquel espacio donde guardaba todos y cada uno de sus secretos. Demostrar que sabe menos de lo que sabe es su especialidad, porque sí, no sabes que lo sabe pero lo sabe. Nació con el arte de la manipulación bajo el brazo y mientras que tú piensas que vas ella ha vuelto mil veces, jugando contigo como si de un trozo de papel se tratase.

En su mirada se refleja el mundo entero. Si te asomas ten cuidado porque te sientes pequeño, débil, inútil, prescindible. Una marioneta a su antojo. Así que no te engañes porque esa máscara tan vieja y desgastada jamás le ha impedido cumplir su cometido.

Pobre dama marcada por la vida, pero pobre de ti como te cruces con ella...

Sumando tiempo

Y así arranca la historia. Una de esas personas que te dejan vibrando. Un corazón que sentía mucho, quizá en exceso. Una acción bajo un golpe de valentía capaz de cambiar todo, fue lo que lo desencadenó. 

Siempre fui una impulsiva emocional, y cuando decidí seguir lo que en su momento parecía lo mejor supe que estaba corriendo a mil por hora sin saber cómo parar. Y es que te enseñan a correr pero nunca a frenar, y a veces es necesario.

Confía en mí cuando hablo como si fuese una droga; porque lo fue. La más peligrosa de todas; la que puede tanto matarte como reanimarte. Y al probarla caí en una adicción de la cual tuve que abandonar el corazón para salir.

Ahora, muchos meses después, solo tengo claro que la realidad es la que es, que una vez que eres adicto en verdad nunca dejas de serlo. Simplemente (sobre)vives sin eso, intentando no caer, sumando tiempo...

Romeo y Julieta

El Romeo del siglo XXI lleva tatuajes en los brazos y un piercing en la lengua.
La Julieta del siglo XXI lleva los labios negros y medias de rejilla.

Atrápame, si te atreves

Mi hobby es bailar bajo la amenaza de la lluvia y sobre el filo de un cuchillo oxidado. Quizá suene un poco masoca, y probablemente lo sea, pero me gusta ver cómo mi sangre pasa a ser un tóxico veneno para poder decir que la revolución corre por mis venas.

Me alimento de las risas que chocan contra mi espalda y de los comentarios que atraviesan la pared y llegan a mis oídos. Han pasado de ser escudo a ser enchufe, listo para provocar un gran impacto con su onda expansiva. Soy una loca y no tengo miedo, prefiero ser eso a otro muelle con cabeza que el resto golpea en la dirección que les interesa.

Puedo ser muchas cosas, lo que quieras que sea; pero elijo ser lo que quiero ser. Porque me da a mí la gana. Soy un contraste estatura-personalidad así que podrás imaginarte cual presenta gráficos más elevados.

Y ahora, me rindo en el juego de rendirme, pero siempre dejando bien alto el listón. El próximo tendrá que correr para alcanzarme, caer conmigo para tirarme, destruir el mundo para agotarme y matarme para someterme.

Crónica alcóholica, primera parte

Me he pasado toda la noche pegada a la botella de vino, hablando con ella para estar un poco más cerca de mi misma, de cosas que nunca he querido saber pero siempre me he imaginado que pudieran pasar. Mis lamentos se funden con el vidrio y bajan con el dulce sabor de las uvas por mi garganta y mis lagrimas se vuelven frías, igual que el vino.

Yo solo quería irme contigo al lugar donde todas mis ilusiones se convirtiesen en historias bonitas reales. Porque por muy lejos que esto haya ido, nunca podrás nombrar un lugar al que no quisiera irme contigo... Aunque sea de cabeza al infierno.

Tu mirada la siento como el alcohol en mis venas. Esas miradas eran las sombras de tus seducciones, quienes sonreían con un esplendor en los ojos mientras yo me rendía ante ti. Me habías ganado.

Locos por sentirnos

Empecemos por el final. Hoy me apetece así, lento, suave, despacio, justo en el punto donde la inocencia se desgarra. Démonos esos besos tan apasionados, tan románticos y tan nuestros. Te despojo de la ropa con cuidado, sin arañarte la espalda, sin prisa. Mis piernas se abren a la vez que mi mente. Eres tan grande y yo tan pequeña... Vas a devorarme. Te quiero encima de mí y quiero que me mires, como solo tú sabes, con deseo. Me muevo lentamente mientras encierras mi mano en la tuya, es tan fácil imaginarlo que casi parece real. Y así hacemos el amor hasta ver cómo se extingue la luz del sol, y luego... te vuelvo a desear en sueños.