De mí para mí

Disfracé tus miedos más oscuros, amé tus muñecas marcadas de las espinas que él te clavó a traición. Lamí tu sangre derramada por un chico que lloraba por otra y no por ti. Te intenté salvar del veneno que tomabas cuando te sentías sola y te asfixiabas, como si eso fuera a solucionar el desastre que se había formado. Te di oxígeno para que volvieses al mundo real y me rechazaste segundos después porque preferiste el infierno que él mismo creó con vuestras ilusiones.

Cicatrizando...



Para que se cure tiene que doler.

Pura quimera

Nunca debí confiar en palabras huecas. Ni en miradas ocultas en la nada. Todas me persiguen, me atormentan. Y cualquier razonamiento es ausencia que se pierde en el olvido. Mis preguntas caen a cámara lenta y se pierden como polvo en un suelo de inseguridades. Y mis uñas están cansadas de arañar evidencias.

Maldita mente hueca, no sabía qué buscaba y me perdí en un mar de cables. No quiero entender que mis ojos temen ver una realidad salpicada de mentiras. Conspiran contra mí, revientan mi cabeza y derriten mi cerebro como si fuera de cera. Y tú... Tú me miras con expresión interrogante, como si no me reconocieras.

Tres letras; ven

Mi piel se niega a olvidar el calor de tu cuerpo, aquel que adorné con besos llenos de miel y locura y perfume de amor y vainilla. El atardecer dibuja tu sombra recortada en la ausencia. Ya no importa el tiempo, solo importa el tenerte, sean segundos u horas, vaya si vale la pena... Recorriendo tu cuerpo te voy conociendo, mis sentidos más despiertos que nunca descubren nuevos vicios y mis manos inquietas saben de ellos y los miman. Hoy todos los volcanes del planeta se unen para estallar en solo un beso, un abrazo o una mirada de esas tuyas mientras sonriéndome me recuerdas lo guapa que estoy. Ven, ven hacía mí, solo quiero sentirte un segundo conmigo. Sentir tus manos rozando las mías. Sentir tus labios perfilando los míos a besos. Sentir tu tacto en mi piel y sentir como mi cuerpo empieza a temblar. Solo quiero sentirte en mí. Una vez más. 

Visita inesperada



Si nunca sabes dónde puedes encontrar a alguien, menos te puedes imaginar dónde te puedes encontrar a alguien especial. Quizá no era el sitio más formal y supongo que todavía estoy en shock pero nosotros lo convertimos en nuestra esencia. Hay personas que no son para nosotros y personas que son a nuestra medida, y tú sin duda eres de las segundas, verme reflejada en tus ojos me lo dijo todo. Verte riendo y darme cuenta de que ese sonido me daba la vida era la señal de que estaba en el lugar correcto y con la persona adecuada, y no sé cómo habría continuado la tarde, lo que tengo claro es que no pienso quedarme con la duda otra más.

Consejo de un sabio




Si te hace feliz aumenta la dosis.

El calor del invierno

Hay personas que son primavera crónica en sí mismas. Que te permiten saborear lo alejado que está el dolor de ellas y lo cerca que estás tú de su piel. Personas que ahuyentan tus fantasmas del pasado, aquellos que un día tuvieron nombre y hasta casas asignadas. Personas que te hacen sentir invencible. Ciudades por descubrir con lunares pendientes por pintar. Personas que siguen siendo tu primer deseo cuando el alcohol hace de las suyas. O que siguen siendo tu primer deseo incluso cuando las copas no se han unido a la fiesta. Que consiguen ser un vicio, la calle sin salida en la que no te sientes acorralado, sino arropado, refugiado del mundo. Personas que trascienden lo físico, que se alojan dentro ti, entre el esternón y la piel, clavadas con chinchetas sobre tus costillas. Personas con magia. O personas que incluso lo son. Hay personas que consiguen que el frío invierno renuncie a tu piel. Y hay personas que son invierno, pero invierno abrazable.

Poesía dispar

Búsqueda de lugares olvidados
recortados de nuestras mejores fotos.

Tu llegada a mi casa un martes.
Y el desastre que hicimos en nuestros colchones.

Miradas de complicidad recordadas.
Ajenas a nuestras sombras.

Tu imagen en mi mesa.
Y tú en mi sonrisa.