Dulce veneno

Estás a la misma distancia de salvarme que de matarme.

La noche eterna

Fue aquella noche y ninguna otra, la que llevo a cuestas y cada 27 celebro el aniversario, a escondidas, en secreto. Fue aquella noche y ninguna otra en la que pienso cada noche, clavada en las costillas como navajazos, y ya son 59. 

No quedaban más noches que aquella noche, estaban todas allí juntas expentantes por el deseado encuentro. Todas las horas murieron condenadas por cada suspiro, por cada espera que al final mereció la pena. El encuentro de dos mundos detenidos e ingravidos.

No hubo noche igual... estaban todas allí, casi un año esperando a que esa llegara, en aquella habitación en la que nunca amaneció, aquella noche eterna en la que todas las otra noches se rindieron por la imposiblidad de competir contra la eternidad que me brindó tu piel y cada beso.

Paralizada


 Hace tiempo que el tiempo no me lleva, ni para atrás ni para adelante, sencillamente no me lleva. 

Declaración (de intenciones)

Quédate porque yo voy a quedarme.

A pecho descubierto

Nunca te hablo de eso, me siento segura en nosotros pero insegura en mí. 

Me matan las ganas de hablarte, pero los dardos helados me cruzan la cara cada vez que lo intento. Me matan las ganas de verte, dejar esos dos metros para convertirlos en dos milímetros pero mi miedo a que lo notes todo aparece. Me matan las ganas de decirte la verdad, pero mi miedo a no ser suficiente aparece. Mi miedo a caerme del limbo donde me tienes flotando, en ese espacio infinito, lleno y vacío a la vez dentro de tus ojos.

Necesito hablar contigo, y no hacerlo nunca de lo prohibido porque ya no exista. 

Un poco (más) rota

Y tú, siendo consciente, intentas mantenerte estable sabiendo que muere una parte de ti cada vez que no te busca.

Queda poco, menos de mí


En 2020 escribía inmarcesible con la esperanza de que las palabras no se marchitasen, ahora leo de nuevo aquello y me parece irónico, ya no sé si me mienten los sentidos o me mentí yo.

Tengo unas cuantas preguntas que no quiero responderme, porque han muerto en vida más personas que gatos. También tengo unas cuantas más que no se plantearme, pero de momento con recordar cómo se respira tengo suficiente.

Dime algo de aquello que no quieres decir pero que yo ansío escuchar.
Dame una excusa más que me tenga en el limbo entre lo onírico y lo real.
O un tiro a quemarropa al corazón, que a la larga duele menos.

Me voy, llena de todo menos de lo que quiero.

Confiar está pasado de moda

Nunca olvides que cuando te clavan un puñal la mano nunca está muy lejos. Que sí, que culpar al arma para evitar destrozarnos más está muy bien, pero un arma sin mano siempre es inofensiva.

Ahora estoy mejor

Durante mucho tiempo he sido la chica en llamas, la que (te) devoraba con la mirada y siempre vestía de negro, algo así como un intento de camuflaje de intenciones.

También he sido el ángel arrancado del cielo, con el poder de la gelifracción era la revolución con alas.

Y la chica de la mesa del fondo de bar, siempre con la mirada perdida en aquel maldito café, sacando de paseo a las mariposas de su cabeza.

Pese a todo, no me arrepiento de nada. Agradezco todos los recuerdos, pero ahogados en mi mar propio están mejor.

Caótica




Juegas como nadie con mis estados mentales.

La rosa inmortal

Inútil es el deseo de mantener la rosa viva cuando se curva y muere sobre su tallo. Aunque rota, triste no la verás. Sé paciente y espera a cuando el ultimo pétalo caiga. Volará y el poeta la recibirá delicadamente en su alma. La convetirá en inmortal, como una gran historia de amor. Porque una historia de amor jamás muere. Al igual que el álma de la rosa tampoco morirá... Vivirá por siempre, en el alma del poeta.

A fuego lento

Te tengo debajo y me maravillo de la luz que desprendes. En este frotar de volúmenes beso tus mejillas a saltos y mis labios se impregnan de ti. Esa carita tuya me desquicia, me atormenta, me enloquece. Mirándote tan de cerca no veo más que tu boca, tan perfectamente dibujada.

Tus palabras, tu interés, tu querer hacer con esmero y yo tan impaciente, volcán esperando al momento idóneo para explotar gritando, deseando beberme tu amor de un trago. Me calmas con sapiencia, me mimas y me llevas a terrenos cálidos donde disfrutar del saborear lento hasta consumirnos lentamente.

No te vayas hasta que no descubra tu secreto.

Perdida en (tus) contradicciones

No hay nada más complicado que vivir en la eterna contradicción de los miedos. Como querer robarle el compromiso a un infiel con la inocencia de una niña o volver a buscar la inspiración entre las cartas que te escribí y nunca leíste. 

Que por si lo has olvidado la bala que te vuela el corazón es la misma que te hace abrir las piernas y las manos que te arañan los días también te arañan la espalda, y a eso es más jodido resistirse.

Pero no todas las mentiras saben a sal; algunas son tan dulces, y se mueven con el contoneo de una verdad universal.

No juegues así conmigo, porque si te vas no pediré perdón por pedir que te condenen a dedicarme todas tus dudas, tus borracheras, tus "que hubiese pasado si..", y tus pastillas para dormir.

Eres fuego

No sé cuantos golpes encajé, tal vez una docena, o quizá llegaron a veinte. Mantener la consciencia tras los golpes es complicado, y, predeciblemente, caí derrotada. Absorbida por la espiral que yo misma creé de forma inconsciente y ahogada en nicotina era evidente que mi final no estaba muy lejos.

Te prendí fuego, eras tú o yo, y jamás me permitiría volver a pisar el infierno de nuevo. Lo siento, pero en esta batalla solo puede quedar uno en pie, y esta vez es tu turno.

Te convertí en lo que yo fui durante años, unas grises y tristes cenizas, polvo, nada. Y entonces lo entendí todo. Pese a ser mi compañero eras un asesino, eras mi asesino. 

Mi hobby favorito

 

Pensar a veces también es un suicidio.

Ven, que no te recuerdo

No recuerdo tu mirada de ojos brillantes color avellana que himnotiza mis sentidos a la luz de las velas. No recuerdo tus besos en la frente que huelen a protección por las mañanas y a dulzura intensa justo antes de la siesta. No recuerdo tus sonrisas en la oscuridad que recorren mis mejillas después de un suave mordisco.

No, no recuerdo las cosquillas que me haces mirando al mar, ni tu obsesión de abrazarme con todo el cuerpo para que no pueda escapar como si quisiera hacerlo. No logro recordar tu manía de reírte de mis pucheros, ni los eternos besos de despedida antes de que coja ese tren que me aleja de ti. No consigo que mi memoria se acuerde de tus caricias y tu felicidad al pasear de mi mano cuando la calle estaba repleta de gente.

Lo siento, he de serte sincera, no te recuerdo, por eso... Ven.

Déjà vu

Con qué mágica cadencia mueves tus labios, como marcándole los tiempos a las miradas que me robas llenas de provocación. Me descubro descubierta y por esconder mis más bajos instintos levanto la mirada y en ese momento me encuentras. Dibujándote con besos me sueño. Atónito contemplas mis virtuales caricias como si jamás las hubiera sentido, el corazón obligando al cuerpo a la invasión se come centímetro a centímetro la piel y tú con un rostro de profunda desesperación abordas un suspiro. No dejes de caminar y cada paso nos acercará más...

Limpieza


La vista suicida de nuestro amor me dejaba el corazón hecho trozos, pero yo tampoco te echo de menos.

Bébetelo todo

Bébete una cerveza cuando leas esto. Bébete el vodka que te debe la pandemia. Bébete el licor de besos de la persona que quieres. Bébete el whisky antes de la cita con los demonios del pasado. Bébete el ron de las visitas que vuelven a llamar a tu puerta. Bébete el vino que te causó tanto dolor y hace todo siga dentro de ti.

Día 167

Visteme de arte, amor. Yo te pinto de horas por seguir brillando entre las noches y tus lunares.

Contracorriente

Afortunada coincidencia la de conocernos en este mundo al revés. Afortunada la paciencia que me pides cuando cuando en realidad lo que yo siento es que quiero arrancarte los labios a bocados. Afortunada cordura que nos envuelve cuando solo queremos enloquecer. Afortunada exhaustividad que nos ahoga cuando solo quedan dos cuerpos después del amor improvisado.

Torturas (in)necesarias

El frío que cala en mis huesos. Domingos, malditos y jodidos domingos. Ojalá perdida en tus sábanas, pero me encuentro sola fumándome un cigarro en la ventana. No paro de dar vueltas a por qué sigo jodiéndome recordándote cada séptimo día de la semana. Eres como el último sorbo del ron, amargo pero delicioso, yo casi lo describiría como inolvidable.

Carne y hueso

Tras la fina capa de la personalidad todos tenemos lo mismo.

Siempre elegí a los chicos malos

Tus labios me traicionaron, 
me colmaron de mentiras
que me prometieron volver a empezar de las ruinas.

Dijiste que me querías 
y yo aquí como si ya te hubiese olvidado, 
quemándolo todo a mi alrededor, 
escribiendo nuevos recuerdos
y poniéndote en el punto de mira.

Ha llegado el momento,
me voy.
Me voy con todo a la espalda
y el corazón envuelto en espinas.

Una historia de lujuria

Tormentas de sensaciones, vientos dispuestos a despeinarte el pelo y las ideas, sensibles ojos endiablados de lujuria e invariables riscos de peligro. Un beso suelto a discreción de todos, menos de nosotros. Una mirada oculta en la nada que esconde mucho más de lo que se puede imaginar. Una caricia que ronda aguardando en sitios prohibidos, expectante de la magia de tus labios. Y después nosotros entregados al suicidio eterno de las mariposas. Reviviendo una y otra vez en una cama de piedra condenada a vivir en nuestra tormenta.

Otra vida

Quien pudiera ser un gato, para joderme las 7 vidas, para buscarle los 3 pies y volver a aquella noche, con el chupito de tequila en la mesa, tan borracha y vacía, para necesitar un boca a boca de esos que te devuelven la memoria.

Aunque no lo sepas, te escribo

Me prometí que jamás escribiría sobre ti porque es como darte la importancia que jamás quise darte, pero tus disparos me están volando la cabeza. Tengo la memoria muy gastada de recordar que reírnos juntos es lo más parecido a una brazo sin tocarse, aunque puestos a elegir prefiero saciar mi hambre de piel estando a milímetros de ti, aunque sea unos segundos. Tengo la imaginación muy gastada de crear momentos de conexión intensa entre tú y yo, porque creéme, si me dices que sí yo no lo voy ni a pensar. Y no sabes lo que pesa llevar esto en silencio, un silencio que ahoga, que mata. Mi secreto quiere ser beso pero morirá siendo beso no respondido, solo tú puedes hacer que suceda... Efectos inapropiados que creas en mi. Será tu inaccesibilidad. Así que ahora que lo intuyes, dímelo; si supieras la verdad... ¿que harías?

Boca abajo

He descubierto que si me cuelgo boca abajo pueden caer todas las preguntas que habitan en mi cabeza, si alguien encuentra las respuestas que me las envíe por whatsapp. Gracias.

Acrofactory

Para empezar, me encantas


Para empezar, me encantas,
y ese es el punto final.

Suena simple,
pero dentro de esa simplicidad
es complicado,
me encantas,
y no sé qué hacer con esto.

Desde que somos nosotros
no cualquier cosa
me parece más bonita.

Ahora es mi turno



Y me quiero porque me toca,
quizás porque he tocado fondo.

Me entregué. 
Di todo, y di más que todo. 
Y ahí está la cosa, 
que ya no me queda 
nada.

Olvidé que todo soy yo,
olvidé que no puedo entregarme a nadie 
o me quedaré vacía.

Vistas al mar

Sufría de vértigo, para quien no conozca esa sensación es como ese cosquilleo que te cala los huesos y
ese temblor que hace que vibre hasta la última de tus células.
Quién me iba a decir que me iba a enamorar de un precipio con vistas al mar...

Soy yo, mucho gusto

Yo me ocupo de mi mente. Miro atrás y vacío armarios de ilusiones consumidas en las noches de aquel fatídico año. Soy quien guarda cada instante en su mente y con detalles en un fondo blanco, pero por si acaso que me digan cuándo caduca la memoria porque yo firmo sin leerme el contrato del olvido. Soy quien sueña y también quien tiene pesadillas con la mismísima luna. Me opongo al insomnio de sufrir, queriendo convertir la inseguridad en orden y equilibrio. Algo así como compro estabilidad mental y regalo kilos de risas. Soy quien grita carpe diem y se asusta en cada parpadeo del día. 
Yo...
Una contradicción.

Lluvia de enero

La gotas del agua duelen
en esta lluvia de enero 
que siempre recuerda a la de septiembre 
y a todo ese vacío que has dejado.

Aunque yo no quiera vienes y me atormentas.
No sé dónde estás pero aquí la lluvia duele,
dentro.

Todo es igual desde que no estás, 
solo que más triste, 
más incompleto.

Solo quiero despertar,
pensar que me queda una hora de sueño,
dos de imaginaciones 
y cuatro de recuerdos. 

Ya no duele(s)

Quiero ser una rosa inmortal 
para vivir lo que no vivimos,
para convertirla en hogar,
hogar que olvidaste.

Accidente craneal

Y me atropellan las dudas que conducen con torpeza por dentro de mi cabeza, llenas de esperanzas mudas. Chocando con las ideas en mi cabeza traidora.

El dúo masoquista

Hay miles de dudas volando en círculos, y verte sonreír te aseguro que no las va a aclarar. Maldito el día en el que perdí el control. Maldito el día en el que me hiciste perder el control. ¿Será lo nuestro una decisión fatal? Supongo que está por ver. Mi vida la rige el masoquismo de querer lo que me hace daño... Necesito volver a empezar, o mejor dicho, acabar lo empezado.

Desquiciada poeta incomprendida

No lo sabes... Pero me levanto todos los días con las mismas ganas de abrazarte, aunque nunca te lo diga. Y aunque parezca lo contrario quiero que sepas que no tengo nada claro, y que si de algo no estoy segura es de lo que estoy haciendo, pero seguramente cuando sea demasiado tarde, te diré que me gustabas, que cada sonrisa era un "no te vayas" y cada mirada un "estoy en casa".

Pero no te equivoques, esto no es una declaración de amor, ni de nada, esto lo escribo por mi, no por ti, no intento contarte nada aunque muera por morderme la lengua. No deja de ser una locura, otra más de la desquiciada poeta incomprendida, y hasta ahora la aguanto, de rodillas. 

La delgada línea entre lo real y lo utópico

Corriendo detrás de la nada una vez más, con mi mente en blanco pero llena de pensamientos que soy incapaz de leer. Así me sentía y así llevaba el mismo tiempo que tú estabas presente, con esa última conversación que tantas noches me robaba el sueño intentando descifrar tus incógnitas. Sueños que me dejaban patas arriba la coherencia y las dudas. Corriendo tras algo que puede no existir, quizás sea cierto e inalcanzable, incierto pero ahí, siempre frente a ti, dándote la esperanza de continuar y no morir.

Propósito de año nuevo

La gente empeñada en querer mucho cuando lo importante es querer bien...