Eres fuego

No sé cuantos golpes encajé, tal vez una docena, o quizá llegaron a veinte. Mantener la consciencia tras los golpes es complicado, y, predeciblemente, caí derrotada. Absorbida por la espiral que yo misma creé de forma inconsciente y ahogada en nicotina era evidente que mi final no estaba muy lejos.

Te prendí fuego, eras tú o yo, y jamás me permitiría volver a pisar el infierno de nuevo. Lo siento, pero en esta batalla solo puede quedar uno en pie, y esta vez es tu turno.

Te convertí en lo que yo fui durante años, unas grises y tristes cenizas, polvo, nada. Y entonces lo entendí todo. Pese a ser mi compañero eras un asesino, eras mi asesino. 

Mi hobby favorito

 

Pensar a veces también es un suicidio.

Ven, que no te recuerdo

No recuerdo tu mirada de ojos brillantes color avellana que himnotiza mis sentidos a la luz de las velas. No recuerdo tus besos en la frente que huelen a protección por las mañanas y a dulzura intensa justo antes de la siesta. No recuerdo tus sonrisas en la oscuridad que recorren mis mejillas después de un suave mordisco.

No, no recuerdo las cosquillas que me haces mirando al mar, ni tu obsesión de abrazarme con todo el cuerpo para que no pueda escapar como si quisiera hacerlo. No logro recordar tu manía de reírte de mis pucheros, ni los eternos besos de despedida antes de que coja ese tren que me aleja de ti. No consigo que mi memoria se acuerde de tus caricias y tu felicidad al pasear de mi mano cuando la calle estaba repleta de gente.

Lo siento, he de serte sincera, no te recuerdo, por eso... Ven.

Déjà vu

Con qué mágica cadencia mueves tus labios, como marcándole los tiempos a las miradas que me robas llenas de provocación. Me descubro descubierta y por esconder mis más bajos instintos levanto la mirada y en ese momento me encuentras. Dibujándote con besos me sueño. Atónito contemplas mis virtuales caricias como si jamás las hubiera sentido, el corazón obligando al cuerpo a la invasión se come centímetro a centímetro la piel y tú con un rostro de profunda desesperación abordas un suspiro. No dejes de caminar y cada paso nos acercará más...

Limpieza


La vista suicida de nuestro amor me dejaba el corazón hecho trozos, pero yo tampoco te echo de menos.

Bébetelo todo

Bébete una cerveza cuando leas esto. Bébete el vodka que te debe la pandemia. Bébete el licor de besos de la persona que quieres. Bébete el whisky antes de la cita con los demonios del pasado. Bébete el ron de las visitas que vuelven a llamar a tu puerta. Bébete el vino que te causó tanto dolor y hace todo siga dentro de ti.

Día 167

Visteme de arte, amor. Yo te pinto de horas por seguir brillando entre las noches y tus lunares.