La última
Ron, vodka, whisky... qué más da. Nada sacia las ganas que tengo de tus besos. Nada hace que olvide lo mucho que te necesito. Te quiero parezco escuchar. No puede ser. Yo en Alicante y tú en Madrid. Debería dejar el alcohol por hoy. Y entonces recuerdo la promesa. Gilipollas. Si bebes suficiente vodka sabe a amor, decían. Qué inocente. Qué ilusa. Nada se puede comparar a ti. Perdí la cuenta en la cuarta copa.
Otro trago más.
Arde, pero no importa.
Ojalá me hubiera perdido en el alcohol, pero me perdí en tu sonrisa y en el brillo de tu mirada. Creo que a la larga hubiera dolido menos.
Ojalá.
Así que un brindis el último, lo prometo por ti, por mí, y por los vasos de plástico que han aterrizado en el suelo.