A prueba de balas

De tantas veces que me han disparado en la vida ahora traigo una pistola conmigo por si alguien quiere dispararme, para que sea yo la primera en apretar el gatillo, la primera en ganar. En defensa propia diré que es porque entrego todo de mí y después terminan haciéndome añicos.

Define vida

Si tuviera que definir la vida sería algo así como alegrarte los viernes y deprimirte los lunes. 

Congelarlo todo

Creía que lo tenía totalmente superado, sí, lo he dicho bien, creía. Que esa herida se había cerrado con puntos invisibles para no volver a abrirse. Creía que no volvería a importarme y lo peor; creía que no volvería a afectarme. Demasiado ingenua.

No he mencionado como duele, aquí dentro, incluso diría que más que la primera vez.
Demasiado para lo que debería.

Solo es cuestión de tiempo me decía a mí misma a modo de cura, otra mentira más que acabé creyéndome. Pero hoy no ha funcionado.
Ya no.
Demasiados intentos.

Ojalá pudiera volver atrás y congelarlo todo, 
las personas,
el tiempo
y los sentimientos.

El escondite de los sentimientos

Cuentan que una vez, se reunieron todos los sentimientos y cualidades. Cuando el aburrimiento había bostezado por tercera vez, la locura les propuso jugar al escondite. La intriga levantó la ceja, el entusiasmo danzó, la alegría dio tantos saltos que terminó por convencer a la duda y a la apatía, que nunca se interesaban por nada. Uno, dos, tres... comenzó a contar la locura. La primera en esconderse fue la pereza, que como siempre cayó detrás de la primera piedra del camino. La envidia se escondió detrás de la sombra del triunfo, que por propio esfuerzo había conseguido llegar a la copa más alta del árbol. La generosidad casi no logra esconderse, porque cada lugar que encontraba le parecía bueno para sus amigos; si era un lago cristalino ideal para la belleza, si era la copa del árbol perfecta para la timidez, si era una ráfaga de viento magnífica para la libertad... Asi es que terminó escondiéndose en un rayo de sol. La mentira se escondió detrás del arcoiris y la pasión y el deseo en el centro de los volcanes. Cuando la locura terminaba de contar el amor todavía no había encontrado lugar para esconderse, pues todos estaban ya ocupados, hasta que encontró un rosal y cariñosamente decidió esconderse entre sus flores.

La locura y comenzó la búsqueda. La primera en aparecer fue la pereza a apenas tres pasos de una piedra. Sintió vibrar a la pasión y al deseo en los volcanes. En un descuido encontró a la envidia y, claro, pudo deducir donde estaba el triunfo. Al egoísmo no tuvo que buscarlo, él solo salió disparado de su escondite que era un nido de avispas. De tanto caminar sintió sed y al aproximarse a un lago descubrió a la belleza. La duda fue más fácil de encontrar, estaba sentada sobre un cerro sin decidir dónde esconderse. La angustia estaba en una cueva oscura pero el amor no aparecía por ningún lugar. Cuando estaba apunto de darse por vencida, encontró un rosal y comenzó a mover sus ramas, entonces escuchó un grito doloroso. Habían herido al amor en los ojos. La locura no sabía qué hacer para disculparse, lloró, pidió perdón y prometió ser su guía para siempre. Desde entonces el amor es ciego y la locura siempre lo acompaña.

Texto visto en internet

Carta

Detente un poco y observa las cosas pequeñas, esas que son capaces de romperte el mundo entero.

-Carta de mi corazón a mi cabeza.

Página 114


Romper a reír siempre me ha parecido una bonita forma de hacerse pedazos.

Romper(nos)

Me gusta romperme, pero cuando digo romperme, quiero decir que me gusta hacerlo en el buen sentido. Sé que a todos nos aterra la idea de que alguien nos haga daño; pero a mí me gusta romperme en el sentido de que es bonito hacerlo por alguien cuyos ojos te han dicho lo que unos labios todavía callan.
Tenemos una costumbre muy fea de pensar que lo roto es malo, que no aporta nada, que da miedo... Cuando la realidad es que daríamos todo porque una persona fuera tan valiente como para dejarse romper y vaciarse con nosotros.

Ocho palabras


Soy lo que no te esperas que sea.