Torturas (in)necesarias
El frío que cala en mis huesos. Domingos, malditos y jodidos domingos. Ojalá perdida en tus sábanas, pero me encuentro sola fumándome un cigarro en la ventana. No paro de dar vueltas a por qué sigo jodiéndome recordándote cada séptimo día de la semana. Eres como el último sorbo del ron, amargo pero delicioso, yo casi lo describiría como inolvidable.
"Yo diría inolvidable"
ResponderEliminarHay personas que calan hasta los huesos
Besos
Ah! Como te compreendo!...
ResponderEliminarEsperar por aquilo que tanto se deseja é o primeiro passo para a loucura!
E quanto mais recordamos mais loucos ficamos.
Besos... !!
Inevitable. Como esa droga que nos mata pero que no podemos evitar volver a tomar. La mente juega mucho a eso y se convierte en espiral...
ResponderEliminarUn beso.
Para eso existen los domingos, Né. Para mortificarnos con lo inolvidable... Aquí le llamamos la pálida del domingo al atardecer.
ResponderEliminarAbrazo gigante. Me encantaste otra vez.
inolvidable. Seguro.
ResponderEliminarA veces es así, es como un juego cruel que nos persigue...y los domingos son especialmente nostálgicos y puñeteros.
ResponderEliminarUn besazo.
Demasiada tortura para el séptimo día, Né. Muy bueno!!
ResponderEliminarBesicos muchos.
Los domingos son asi malditos; jodidos y yo agregsria muy aburridos 😊.
ResponderEliminarBesos Ne
Domingos jodidos, pero inolvidables.
ResponderEliminarSaludos, Né y feliz día.
Es que los domingos, sin ti, están malditos.
ResponderEliminarSaludos.
septimo dia, inevitables realmente...
ResponderEliminarsaludos né, abrazo
Domingos que gritan. Un placer leerte.
ResponderEliminarHabrá que encontrar algo que haga de los domingos un mejor día.
ResponderEliminarBesos.
Es cosa de los domingos, que nos aplastan con ausencias y bucles mentales.
ResponderEliminarSaludos, Né.