La copa rota



—Coge una copa.
—¿Para qué?
—Tú hazlo.
Atónito ante la orden decidió obedecer.
—Ya.
—Ahora tírala al suelo.
—¿Te encuentras bien?
—Perfectamente, tú haz lo que te pido.
Y con todas sus fuerzas tiró la copa al suelo convirtiéndola en mil pedazos.
—¿Para qué es todo esto?
— Ahora coge pegamento y trata de arreglarla.
— Pero...
No le dio tiempo a responder, acto seguido la puerta se cerró tras él. Un par de horas más tarde la puerta se volvió a abrir.
—¿Has acabado ya?
— Creo que sí —Le entrega la copa—.
—¿Está igual que antes?
—Nunca lo estará.
—Las personas también somos copas.

5 comentarios:

  1. No sabes cömo te comprendo en este momento. Un beso

    ResponderEliminar
  2. mmm no sé eh, tampoco hace falta que este como antes... si sirve para contener líquido de nuevo está muy bien... o no?

    ResponderEliminar
  3. Ne...nada que se ha roto volverá jamás a la normalidad.
    te ha quedado muy bonito.
    Gracias preciosa :0)

    ResponderEliminar
  4. Una buena lección, si señor! :) besos

    ResponderEliminar