La homicida
Me quedé atrapada en el pasado, en mitad de un laberinto que sangraba rosas y lloraba espinas. Me asfixiaba con cada recuerdo tuyo que me invadía, con cada beso que pudo ser y no fue, con cada abrazo que se desvanecía a lo lejos, como nosotros.
No me dejabas avanzar, me arañaba con las espinas cada vez que intentaba salir de esa espiral de locura. Leía tu nombre en todas partes, veía fotos nuestras en todas las esquinas, así que no me quedó más remedio que ser la homicida del amor.