En guerra con Roma

No voy a hablar de chispas porque lo nuestro fue más allá, como un cortocircuito en una ciudad inmensa. Cariño y pasión entraron en la habitación, sin duda ese día serían protagonistas. 

Nos quitamos la ropa con cuidado, y besos empezaron a decorar todo mi cuerpo. Bonita obra de arte hiciste de mí aquel día. De pronto, de forma natural, nos dejamos llevar por el placer. Tú dentro de mí. Yo recibiendo cada embestida suave con pasión. Sentía tu fuerza en mis caderas, sentía tu pasión cada vez que entrabas y salías de mí hasta que el éxtasis nos ahogó.

Escalofríos recorrían una y otra vez cada centímetro de nuestra piel y juraría que en ese mismo momento podíamos convertir la belleza de Roma en una leyenda, pues nosotros estábamos haciendo algo más bonito que sus ruinas. Y no sabía lo mucho que necesitaba de ti hasta que te gasté. 

19 comentarios:

  1. De las ruinas se aprende mucho. Incluso de las ruinas del amor -que no viene al caso de tu relato- y en ello Roma es una gran maestra. Cuidado. Muchos pelearon contra Roma y perecieron. Claro que cuando llegaron los denominados bárbaros Roma se había vencido a sí misma. Que no les pase lo mismo a los amantes.

    ResponderEliminar
  2. no es cuantificable... es absoluto ... es siempre...

    cualquier otra construcción... la naturaleza se encarga de lo finito

    ResponderEliminar
  3. Hacer arte del amor... Bello relato, muy bien escrito, además.

    Abrazos.

    ResponderEliminar
  4. Sencillamente encantador, lo ame!
    besos guapa

    ResponderEliminar
  5. Qué cosa más bonita. Un precioso relato de un instante perfecto.
    Me ha encantado.
    Un besito!

    ResponderEliminar
  6. Beautiful. Love it.
    www.rsrue.blogspot.com

    ResponderEliminar
  7. ¡Ojalá todas las guerras fueran así! creando leyendas bélicas a base de juegos de seducción y éxtasis amorosos...
    Un saludo.

    ResponderEliminar
  8. "Hasta que te gasté"
    Escribir acerca de lo que se siente es hermoso
    Abrazos

    ResponderEliminar
  9. Instantes que se consumen en sí mismos, indelebles, más allá de una ciudad o una estación.


    Y por cierto... ¡que la extinción no te lleve!

    ResponderEliminar
  10. Bellisimo, con mucha elegancia al narrar, me ha encantado. Y ese final es alucinante. Un beso grande.

    ResponderEliminar
  11. Hermoso relato lleno de pasión. Maravillosa noche en Roma.

    Besicos

    ResponderEliminar