Ella sabe

Ella sabe que una hora son sesenta minutos y que esos sesenta minutos son una vida, un sueño, una familia, son recuerdos de lo bello y de lo feo, de lo fácil y de lo duro. Ella sabe que el tiempo es caprichoso, que diez segundos pueden ser eternos algunas veces de la misma forma que los sesenta minutos pueden convertirse en un soplido. El tiempo te libera y te condena. Ella sabe qué eso de escuchar el cuerpo cuando te habla al oído. Ella sabe que el sexo débil pertenece a quien (se) lo cree, no a quien determine la sociedad. 

Todo vuelve

Y cuando vuelva no olvides cómo se fue.

Lo que pudo ser y no fue, segunda parte


Tell me you love me
Come back and haunt me
Oh, and I rush to the start
-Coldplay 


Guardado bajo llave, oculto de miradas indiscretas, enterrado en lo más profundo de mí y con un fiel guardián de hierro en la puerta. Así te tengo. Y ya es momento de ser un poquito valiente y admitir que sigo necesitando escribirte, tras más de dos años.

Sí, voy a hablar de ti porque he llegado a la conclusión de que es de lo único de lo que hablo, al menos en mi cabeza. Siempre te tuve cerca, pero no me había fijado y lo cierto es que nunca llegamos a ser nada pero siempre fuiste mi todo. 

Mire donde mire ahí estás tú, todo me recuerda a ti, creo que me estoy volviendo paranoica. Spotify me canta the scientist pero como tu versión en el piano no hay ninguna. Nuestra foto colgada en la pared empieza a crujir y no sé, creo que necesita compañía. Como yo, pero no cualquiera.

Dejaste en mí recuerdos demasiado alejados de la certeza que suponías. Y ahora con los caminos perdidos, yo que soy una fan de los imposibles, quiero empezar a construir ese puente para irrumpir en tu casa, y con suerte en ti.

Así que quizá un día de estos me vuelvo loca y te hablo, así sin avisar y a ver qué pasa, de mientras voy a ir rellenando dos vasos de ron por si hay una tregua de caricias.

Un secreto

No sé como pasó, ni siquiera me di cuenta, solo llegaste a mí y me olvidé del ayer. Es verte y que nada en el mundo exista. En la oscuridad de mi habitación me encuentro pensando en ti. El reflejo de luna dibuja en mi cama nuestra silueta del día anterior.  Eres mi obsesión, la única. 
Siendo misterio persigues mis deseos y te enredas con mis palabras. Siendo enigma me haces más larga la noche y me cuelgas una caricia sobre el filo de mi vida. Siendo incógnita me robas con un beso y me arrastras hasta tu boca...
Solo te pido una cosa; déjame ser tu secreto.

He decidido empezar a olvidar

Como si olvidar solo fuera dejar de escribir...

En la memoria nadie muere

Aquella vez desapareciste de mi vida y no supe más de ti, pensando que volverías, que sería pasajero. Que como todo tiene caducidad pensé que las ausencias también, y más la tuya. Pero el tiempo no borra ninguna herida y el silencio se convierte en eternidad, junto con un montón de fotos y recuerdos que nadie borraría.
Sentí los pedazos de mi cuerpo en aquella ruta oscura y solitaria con tantos carteles y flechas que no reconocía. Me dejó el golpe de un futuro a solas pero con muchas lecciones aprendidas, aunque también con muchas vendas sobre mis ojos y un laberinto desconocido.
Ahora solo estoy hecha de nostalgia. Mis silencios esconden demasiado, por eso la mayoría se los dedico a esas personas que ya no tengo...

Inexplicable




Tremenda locura la de quererte como quiero nuestra historia.
Osada soledad semi eterna que siente mi alma cada mañana cuando despierta y no estás.
Enorme franqueza la de tu mirada, que a gritos me susurra que la amarre a mi mente y no tenga intención de soltarla. 
Bendita sensación extrema la de quererte más allá de esos kilómetros que nos separan. 
La de darme la vuelta y sentir tus brazos agarrándome, despeinada.

El reencuentro

Soy de las que piensan que es más duro el reencuentro que la despedida, y esa es la razón por la que dejé que pasara el tiempo. Él pudo definirlo, lo narró de una manera que yo aún no puedo, debe ser mi naturaleza. Todavía sigo atrapada en ese último beso expuesta a sentimientos día sí y día también, como si fuese masoca y me gustase recordar, exigiendo hacerme daño. Porque el tiempo no hace que olvides, hace que no recuerdes. Aunque conmigo no funciona, porque porque no hay trago que sepa tan bien como sus labios en los míos, y mira que lo he intentado. 
Ojalá no recordar. Porque entonces ignoras la intensidad del momento, el amor que se desbordaba de tus entrañas, de lo fuerte y firme que te mantuvo ese sentimiento. Pero cuando piensas... Cuando piensas vuelve a renacer todo que hubo en ti. Y te vuelve a matar por dentro.